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Un bote de Chocolate, dos hermanos.

  • jalarcon5
  • Nov 22, 2024
  • 2 min read

Updated: Apr 9

Pro H. Miguel Herrera, LC


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¡Plashh! Se acaba de caer el bote de chocolate de la estantería. Escuchas los pasos e inmediatamente formulas mil excusas. Sabes lo que te va a preguntar. Entra tu madre y te lo pregunta: “¿Quién ha sido?” ¿Sabes lo que le respondes? “Yo no. Ha sido él”. Miras a tu hermano enfadado porque acaba de decir lo mismo. “Yo no. Ha sido él”. Esta escena familiar se repite en nuestra vida adulta tantas veces al día: la vemos en los medios de comunicación, en la política, el deporte. Hablo de los famosos relatos; dos versiones de un mismo hecho totalmente contradictorias.


Te invito a que hagas tú mismo la prueba y abras tu diario favorito. ¿Ya? Ahora abre el de signo político contrario… Sí, los dos periódicos son del mismo país, pero tienen noticias y titulares totalmente diversos. Quizás no haya mala fe, ni ganas de manipular, pero lo cierto y verdad es que no podemos escapar de los relatos. Estos están a la base de la polarización.

Ya estamos alertados del peligro que tiene solo escuchar uno de estos relatos: solo me dicen lo que yo quiero escuchar. Me convierto en un fanático de un club de football que incluso cuando el jugador contrario tiene la rodilla hinchada por una patada, soy incapaz de reconocer que ha sido falta. El árbitro es un corrupto. El jugador se ha tirado. No ha sido nada… Estos fanáticos son una masa ciega fácilmente manipulable. La masa no tiene criterio propio. No hace autocrítica. Han sido ya completamente absorbidos por el relato. Los nazis, comunistas, son ejemplos extremos de como esta masa convenientemente manipulada es capaz de crímenes atroces.


La alternativa: escuchar los dos relatos. Leer el periódico que te gusta y el que más te molesta. En otras palabras, creer que mi verdad no es toda la verdad. El otro (mi enemigo) también puede tener puntos válidos. Así, reclamamos nuestra individualidad; nos salimos del relato. Se escucha todo como un espectador neutral que ve como dos niños se acusan mutuamente.


Sin embargo, esta actitud de neutralidad no nos basta. Yo no quiero simplemente conocer ambos relatos, quiero saber cuál es verdad. Aquí se nos complica la situación porque hay tantos relatos y tan contrastantes que conocer la verdad de un hecho es muy complicado. A veces después de leer periódicos de signo opuesto, termino tan cansado, tan confundido. No hay dos hermanos, sino cientos de niños en esta cocina donde hay un bote de chocolate caído y ahí… ¿Quién dice la verdad? Más aún, ¿me merece la pena buscarla? Miro a mi alrededor a me dan envidia esos seguidores del football, tanto, que a veces me gustaría ser uno de ellos. Quizás cuando el árbitro pita falta, quizás es mejor gritar también, ¡corrupto! ¡ladrón! ¡No ha sido nada!

 
 
 

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